Cuando hablamos de networking, muchas veces lo abordamos con un objetivo claro en mente, generalmente vinculado a nuestro crecimiento profesional: generar oportunidades, conectar con referentes, mantener el vínculo con colegas del trabajo o de la universidad, celebrar logros.


Ahora bien, ¿alguna vez pensaste quién sos vos para tu red?
¿Quién quiere conectar con vos y por qué? ¿Podés ayudarlo? ¿Tenés 15 minutos para una charla? ¿Podés acercarle una información útil?
Seguramente sí. Algo de lo que esa persona necesita, vos lo podés aportar. Y la clave está en hacerlo porque está a tu alcance, no porque esperas que algún día lo devuelvan.

 

Una red funciona bien cuando todos, desde nuestro lugar, elegimos aportar valor. Si estamos atentos, cada uno de nosotros puede ser puente para alguien más.

 

Entonces, así como en otras oportunidades te alenté a conectar en forma activa y con intención, te invito a ampliar la mirada y ser receptivo con intención. Aceptá a quien está empezando su carrera, referí colegas, compartí contenido, conversa con quien busca un espacio para curiosear. Sé empático, escuchá y si no podés brindar exactamente lo que el otro necesita, piensen juntos ¿Cómo podrías acompañar a esa persona con eso que está buscando?


Subestimamos lo que un pequeño gesto puede significar para otro. Y muchas veces, eso que para vos es simple, para alguien más puede marcar una gran diferencia.

 

Abrí caminos, sé generoso con tu tiempo, prepárate para no tener todas las respuestas. A veces, hacer las preguntas justas también potencia los vínculos.

 


Para seguir reflexionando sobre tu red, te invito a ver el video de Herminia Ibarra, donde en pocos minutos resume muy bien cómo enfocar el networking de manera auténtica y asertiva.

 


¿A quién podés ayudar hoy, desde tu lugar, con lo que ya tenés, con quien quiere acercarse a vos profesionalmente?